o la
burbuja psiquiátrica
o la
moda de volverse loco
De
burbujas vive el capitalismo y sin ellas el mundo sería tan plano y
aburrido, tan sin crisis ni repentinos desgraciados, que la industria
periodística debería tirar, todavía más, de luchas entre pánfilos
mediáticos. Entonces, tal vez, las burbujas están ahí para que
existan las noticias. Aunque también es verdad que los especuladores
las veneran casi como al sushi y los banqueros las alientan tanto
como a la desigualdad.
Pero
burbujas hay de todos los colores: desde las inmobiliarias hasta las
tecnológicas; desde las cambiarias a las petroleras. Alguna vez,
incluso, en algún pueblo perdido de la Provincia de Buenos Aires,
hubo una hecha de gente que se volvía loca para ganarle tiempo al
tiempo. Esto pasó en el 2001, en un pueblito que se llama o llamó
Florindo Saucedo. De eso va mi novela breve, Un milagro al revés, que escribí hace como ocho años y conforma la
segunda entrega de la Trilogía de los milagros.
Abducción Editorial la
acaba de editar en Chile y confiamos en que más o menos pronto
cruzará la cordillera.
Ojo,
lector: si usted encuentra algún vínculo entre esta historia y
aquella costumbre de traer dólares del futuro para engordar una paz
cambiaria, es por pura coincidencia. Esta novela va de locos, nomás. De
locos que se reproducen. O de la moda de volverse loco.