o
trilogía completa
Cuando
un país se desintegra muchos corren espantados y apenas un puñado
defiende sus ideas. Pero si la caída te agarra lejos de cualquier
lado, la posibilidad de la huida se desvanece y la radicalización se
potencia. El problema es para los pocos inocentes que no abrazan
certezas: imaginate con el único refugio de un tren inútil,
arrinconado entre una delegación de curas dogmatizados y una
avanzada de neopostroskos optimistas. Efectivamente: ahí te quiero
ver. Y por más raro que parezca, algo así pasó hace no tanto, en
nuestro querido norte. La batida entre los auspiciantes de un regreso
al oscurantismo medieval y los adalides de la construcción del
hombre nuevo fue eclipsada por un país que parecía desgajarse. Pero
merecía que alguien la rescatase, y por eso la cuento en La última joda de Rinaldi.
Esta
novelita cierra la Trilogía de los milagros —una
tripleta que se inició con La invención de Dios y perseveró con Un milagro al revés—.
Abducción editorial acaba
de
publicarla en Chile.